Leyendo los trabajos de investigación de varios psicólogos, me pareció oportuno resumir lo que analizaron, ya que nuestras conductas ante nuevos desafíos se han influenciado por la pandemia del Covid-19.
Locke & Latham (1990) concluyeron
que cada uno de nosotros es único cuando se trata de la motivación y detallaron
que esta tiene cuatro procesos: 1) emoción, 2) dirección, 3) intensidad y 4) persistencia
de nuestras acciones individuales hacia el logro de las metas.
Las metas impulsan a la gente
a darles: 1) nivel de atención necesario para alcanzarlas, 2) forma de actuar para
evitar distracciones y tener un comportamiento, 3) el considerar un nivel de
compromiso que se medirá en el esfuerzo para alcanzarlas y 4) valor a ellas y a
nosotros mismos, promoviendo la constancia ante los obstáculos y posibles
fracasos.
Asimismo, en este análisis se deben
mencionar dos variables: nuestras experiencias pasadas y lo importante de las
metas. Definitivamente, el logro del desafío se alcanzará: a) si confiamos en
nosotros, producto de lo hecho en el pasado y b) de lo relevante de las metas,
ambos intervendrán en nuestras acciones presentes y futuras.
Por su parte, Mitchell (1997) consideró
que la gente elige metas relacionadas con sus necesidades, el buscar lograrlas incita
al proceso motivacional. También, Locke & Latham (1990), consideraron que
la gente que tiene metas trabaja con entrega en comparación con las que no
tienen metas, la dificultad en ellas -dependiendo de cada persona- hará buscar
mayores niveles de exigencia y añadieron que las metas específicas son más
motivadoras que las metas generales.
A la par, Locke, Latham &
Erez (1988) explicaron que hay metas auto-establecidas, participativas o
asignadas en cualquiera de los ambientes: personal, laboral, social y el
compromiso ante ellas dependerá de la aceptación que les demos.
Del mismo modo, Molina (2000)
explicó que la frustración, la cohesión y la evidencia de las contribuciones
individuales cuando se actúa en grupo, pueden anular la motivación, reduciendo lo
que se cree de cada uno ante las expectativas y el compromiso. Igualmente, Wright´s
(1992) indicó que los incentivos se relacionan directamente con el compromiso.
Por ejemplo, De Vries (2015) argumentaba que las calamidades te pueden atormentar, convirtiéndote en resentido, pueden hacer que te defiendas, convirtiéndote en reactivo o pueden hacer que tengas ambas fuerzas, convirtiéndote en alguien mejor, fortaleciéndote, logrando entonces la resiliencia.
Las metas mueven fuerzas
internas que todos tenemos: la defensiva que te hace resistir y
la ofensiva que te hace avanzar.
En definitiva, desarrollar la capacidad de
resiliencia evidencia el ímpetu interno que activan las metas con la
movilización de las dos variables: la resistencia que ayuda a soportar los
embates de otros impulsos, tanto internos como externos y el avanzar que ayuda a
alcanzar objetivos, así superamos circunstancias traumáticas como un
accidente, la muerte de un ser cercano o lo que ha ocasionado la pandemia: el
confinamiento, los cambios emocinales, el alejamiento físico, los ajustes laborales o el declive económico.
Como ves, hasta para afrontar circunstancias e ir por las metas, la Administración es para todos.